sábado, 26 de enero de 2013

A término medio


Recuerdo una de los pocas veces que logre convencer a mi padre de salir a comer juntos (sin la persistente interrupción de mis hermanas o mi madre). Como siempre, pidió un jugoso trozo de carne y papas para comer... yo solo como un poco de su plato. ¿Qué puedo decir? No como mucho. En fin.

Recuerdo que pidió su carne a término medio. "¿Cómo puede comer algo mitad crudo y mitad cocido?", pensé.

Unos meses después, me pude a meditar. Así como la carne puede ser a término medio, tres cuartos o bien cocida, ¿Será posible que las personas vivan siguiendo las mismas reglas? Con ello me refiero: Hay personas que se consideran 100% a favor de una forma de vida, algunos que viven la mayoría de su vida de una forma y un poco de otra, y hay quienes viven cada día poniéndose en la mitad de las opciones que se les presentan.

Y viene mi breve comparación de personas y carnes (suena extraño, lo sé, pero sirve para explicar mi punto):

- Los "bien cocido" -
Este tipo de personas piensan que la vida está hecha para completar todo lo que uno se proponga. Su forma de vida es la búsqueda de la perfección, no se detienen hasta completar los objetivos que tienen. Sin embargo, muchas veces, el querer llegar a la perfección termina teniendo efectos negativos y, como la carne que se trata de cocer en este término, pueden quemarse si pierden el control.

- Los "tres cuartos" -
Este es el tipo de persona que cree que obsesionarse con llegar al final de todo es demasiado, ya que se trazan metas para motivarse a seguir adelante, pero no para cumplirlas. Ellos suelen tener objetivos grandes, pero, aunque muchas veces desean cumplirlos, no llegan a alcanzarlos por temor a no conseguirlos. Es por ello, que, como el término de la carne, nunca llegan a estar completamente cocidos para evitar quemarse y tener que lidiar con sabores desagradables.
  
- Los "término medio" -
Este último grupo lo conforman aquello que piensan que la vida no está hecha para completar todas las metas y los sueños, sino para vivirla y obtener los placeres de las metas a corto plazo. Los de este grupo dejan de lado muchos de sus objetivos "imposibles" y prefieren cumplir con las pequeñas metas que trazan por su camino. Si bien, al final, pueden alcanzar estos sueños lejanos, muchas veces no lo notan, pues, al centrar su atención en las cosas pequeñas, olvidan qué era lo que tanto deseaban. También, suelen evitar el esfuerzo extremo y se conforman con dar lo necesario y esperar a que con ello sea suficiente. Este grupo, comparándole con el término de la carne, se queda en la mitad de las cosas, da lo esencial de su esfuerzo. Por ello, evitan quemarse si dan todo de ellos y no cumplen sus sueños; y no se trazan grandes metas, evitando llegar a un tres cuartos de su objetivo. Para ellos, ni te quemas, ni te quedas crudo, sólo te quedas en la mitad.


Hay platos que saben mejor con una carne bien cocida. Otras veces, un tres cuartos o término medio son la opción más acertada.
Con el tiempo, y la experimentación, he llegado a una básica conclusión: Así como el término de la carne, la vida no puede definirse ni encasillarse en una sola y única manera de llevarla. Es todo cuestión de saber elegir y guiarse por lo que se espera obtener.

La belleza de esta vida está en no encasillarse. Permítete experimentar y conocer las diversas opciones que se presentan en el camino.

Provecho!


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