lunes, 9 de septiembre de 2013

El lobo y la luna

En los tiempos en que el tiempo aun no se contaba, cuando la magia y la fantasía inundaban cada rincón del planeta, y el único astro que se mostraban majestuoso en el cielo era el sol, seres similares al hombre habitaban en la tierra. Estos poseían una fuerza y agilidad descomunal, y una mente muy capaz de sobrepasar la escala de inteligencia actual.

Entre estos seres, había dos que eran reconocidos por sus dotes superiores: Uno de fuerza mayor que los demás y poseedor de una inteligencia muy por encima de la de sus compañeros; y otro de increíble agilidad física y gran conocedor de las artes místicas. La pareja era invencible cuando se trataba del combate, y eran admirados por el amor puro e incondicional que existía entre ellos.

Un día, ante el temor de la gran habilidad que estos dos seres poseían, y su invulnerabilidad cuando estaban juntos, los ancianos de la tribu decidieron que debían ser separados. Para ello, se decidió mandar a cada uno a un extremo del territorio, en misiones distintas. El más fuerte fue enviado al norte, mientras que el otro se dirigió al sur. Por mucho tiempo, ambos realizaban sus respectivas tareas y no fallaban en ningún momento, pero extrañaban la calidez de la presencia de su compañero. La soledad que sentían en su interior al no tener al otro a su lado era muy fuerte. Sin embargo, no podían verse ni debían verse. 

Así, cada vez que estaban por concluir una misión, aparecía una nueva, y con ello, se prolongaba el tiempo que debía esperar la pareja para su tan deseado reencuentro. Finalmente, llegó el día en que la necesidad de estar juntos ya no podía ser soportada, por lo que, cada uno por su lado, idearon un plan para verse. 
El más diestro en las artes místicas, decidió que, si no podía estar junto a su amado, lo mínimo que quería era poderlo ver y ayudarle en su trabajo cuando el benevolente sol no estuviera para iluminar su camino, por lo que se transformó en una gigantesca esfera blanca y se elevó en el cielo. 
El más fuerte, utilizando la inteligencia y fuerza superior que poseía, fue tras una bestia de pelaje místico, que podría transformarlo en una criatura que no podria ser reconocida, y así podría burlar a quienes lo vigilaban. De esa manera, el primero se elevó en el cielo, mientras que el otro recorría el planeta, ambos en busca su querido compañero.

Pero, lamentablemente, ambos ignoraraba que, muchas veces, se debe pagar un precio por lo que se desea obtener... 
Mientras el joven transformado en una criatura mística corría por las llanuras en busca de su amado, quiso descansar en un pequeño río. Y grande fue su sorpresa al descubrir que no podía volver a ser humano. Por otro lado, el joven trasformado en la gran esfera brillante sentía como sus fuerzas se agotaban de tanto permanecer en el firmamento, pero, al querer descender, se dio cuenta que su cuerpo no reaccionaba, sino que se iba endureciendo muy lentamente. 
Frente a aquel problema, el primero corrió con todas sus fuerzas antes de terminar de convertirse en un bestia sin razón, mientras que su amado utilizaba toda su fuerza de voluntad para elevarse lo más alto posible y encontrar a su joven mitad.

Finalmente, con las pocas fuerzas que le quedaban, el más diestro en las artes, utilizó lo último de su poder para reflejar la intensa luz solar y captar la atención de su amado, deseando poder darle un ultimo mensaje de amor antes de dejar atrás su existencia razonal. Cuando su joven amado lo notó, subió a la montaña más alta que encontró en el camino y decidió gritar con todas sus fuerzas el nombre de aquel ser del que no deseaba separarse. Lamentablemente, la razón empezó a abandonarle a medida que brotaba el sonido de su hocico, por lo que únicamente un triste aullido fue lo que pudo ser oído por su amado y los otros seres a la distancia.

Por ello se dice, desde ese día, durante las noches de luna llena, puede oírse a un solitario lobo aullando con todas sus fuerzas a la luna. Puede que sea solo por instinto, o quizá es el saludo del joven hacia su amado gritando con todas sus fuerzas el profundo amor que aun siente, y dándole la bienvenida a una de las muchas citas que tuvieron, tienen y tendran hasta el final de los tiempos...



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Una pequeña historia de amor creada hace algunos años y perfeccionada una mañana de domingo...