martes, 3 de junio de 2014

Ridículo

"(en) Ridículo: Expuesto a la burla o al menosprecio de las gentes,
sea o no con razón justificada."
(RAE 2014)



Son cerca de las 4pm de una templada tarde de mayo.
El gimnasio de la clínica se encuentra abrumadoramente desordenado. Al parecer, la gente que lo utilizó no sabe que debe regresar las cosas a su lugar (ya se enteraran la próxima que pase, ¡me aseguraré de ello!).
Con el cansancio y la flojera que produce el tener que viajar de Miraflores hasta Ate en menos de una hora, me dispongo a poner todo a un lado donde no estorbe (¡je!), seleccionar algunas cosas que utilizaré en esta sesión y sentarme en una colchoneta a esperar que sea la hora. Ya casi llegan mis pacientitos.

Ha pasado poco más de dos meses desde que empecé a tratar a dos niños en la clínica. Bueno, hacer lo mejor que puedo, ya que es solo parte de un curso práctico, pero supongo cuentan como pacientes míos. Aun recuerdo la primera vez que nos dividieron en grupos y nos asignaron a los niños. Estaba demasiado nervioso, no sabía bien como tratar con niños. Las manos me sudaban ligeramente, me temblaban las piernas, la voz me salía tan baja que ni yo la escuchaba por momentos.
Las primeras sesiones, recibíamos ayuda sobre qué actividades realizar o cómo hablarles para que trabajen. Era sorprendente, en el momento, la facilidad que tenia la encargada de hablarles, jugar con ellos, convencerlos de trabajar. Algo que pensaba yo sería incapaz de hacer.
Fueron pasando las sesiones, y las cosas no mejoraban conmigo. Se me complicaba el hacerles realizar las actividades, incluso pasé una de las peores sesiones de mi vida con un niño que me asignaron por un día (algo que quizá cuente en otra oportunidad).
Luego, llegó el parcial… y debía realizar una sesión con un niño con el que no hubiera trabajado durante el ciclo. Sí, casi me da un paro cardiaco. Si no podía con un niño que trabaje por semanas, ¿Cómo podría con otro que recién conocería esa semana? Me preparé mental, física y emocionalmente (si, así de complicado se me hacia). Bueno, el niño al final nunca llegó, y tuve que trabajar con el que siempre lo hacía. Tuve suerte, supongo.
Durante la primera sesión que le siguió al parcial, volvió la época de estrés. Un grupo nuevo de chicas entró conmigo a trabajar con niños. Y ahora, yo era el que tenía ligeramente más experiencia y debía explicar si no se entendía algo. Luego, por alguna razón, mis compañeras fueron llamas de a pocos por la profesora para explicarles y yo fui quedado solo con mis pacientes. Y fue ahí donde las cosas se pusieron interesantes. El estar por primera vez solo con un paciente, estar encargado de que el niño trabaje y, a la larga, mejore tuvo un efecto inesperado. Aquel temor que merodeaba por cada rincón oculto de mi mente fue quedando a un lado. ¿A qué le tenía miedo? Quizá a meterme en el mundo de los niños, quizá temía hacer el ridículo si hablaba con mi pacientita sobre las princesas de Disney, o hacia voces para que ella imaginara que las princesas y príncipes estaban ahí. ¿Quizá tenía miedo a hacer el ridículo? Es posible.

Han pasado algunas sesiones más con mis pacientitos, y las cosas han mejorado. Finalmente, estoy logrando que esos pequeñitos hagan bien su terapia, o al menos se acerquen a lo esperado (¡je!).


Quizá es por ello que muchas veces he dejado de lado proyectos, ideas que deseaba realizar o expresar, pero temía recibir burlas de quien me rodeara. Quizá siempre ha sido aquel miedo a hacer el ridículo lo que ponía las trabas al futuro que deseo llegar. ¿Pero es realmente necesario sentir ese rechazo hacia el ridículo?
El trabajar con esos niños realmente me ha dejado reflexionando sobre cómo es que aquellos pequeñitos simplemente son ellos mismos en todo momento. No hay temores a que se rían de ellos, no se preocupan de que pensaran los demás o si los harán a un lado por cómo actúan. ¿Por qué es que a medida que vamos creciendo vamos dándole más importancia a lo que pensarán los demás? ¿Por qué el nunca hacer el ridículo es tan importante ahora?
Pienso que el ridículo es parte del crecimiento y desarrollo de una persona. Te diferencias de los demás por cómo eres, por como piensas, por tus errores, por lo que muestras de ti. Si todo ello es cubierto y se oculta de los demás, ¿no estaríamos solo deteniéndonos y disolviéndonos en una masa común donde nadie dará el primer paso a un cambio solo por temor?

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¡Y ahí vienen las notas!
Nota 1: Creo que la entrada salió algo larguita, pero me gustó como quedó. No es tan extensa, ¿verdad? ¡Je!
Nota 2: Trabajar con niños termina sacando canas de todos los colores posibles, ¡pero esta bonito!
Nota 3: Gracias a mi “psicólogo personal” por mantenerme cuerdo aun después de tanta locura en la clínica.
Nota 4: Tener que aprenderte el nombre e historia de cada una de las princesas Disney ( ya van como trece, !y van en aumento!) y aplicarlas a actividades... no tiene precio -_-


6 comentarios:

  1. Yo comencé hacer terapia de adolescente y no de niño, lo único que no me gustaba era cuando la terapista se ponía a leer en lugar de ver cómo hacía los ejercicios o cuando el terapista me hablaba de fútbol como si a mí me interesara -.- también creo que el miedo al ridículo te priva de mucho y la verdad es muy necesario para luego obtener confianza y exponer tus ideas que muchas veces son muy buenas o son las que se necesitan. Un abrazo!

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    1. Hay gente que simplemente no sabe como hacer su trabajo... Que mal que tuvieras una experiencia así con las terapias :(

      Lo del temor es aun una lucha en la que muchos nos encontramos, pero hay que vencerlo en algún momento, supongo.

      Abrazo :)

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  2. Trabajar con niños debe ser una experiencia estresante, si mi sobrina me estresa algunas veces y creo que le tengo paciencia no me imagino trabajar con un niño que no conoces. No dejes tus proyectos. ;)

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    1. Se necesita una paciencia!!!! Hahahaha
      Vale la pena al final ver como van mejorando en el tiempo, y como saltan al ver que sales a recibirles y piden que los cargues. Es lindo.

      No dejemos de lados nuestros proyectos ;)

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  3. Mulan no es princesa Disney !!!

    los niños son muy chéveres, y te dan ternura a raudales pero si te sacan de quicio a veces cuando quieres enseñarles o orientarles a algo

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    1. Mulan es considerada una princesa Disney!! Hice mi investigación del tema... Uhmmm supongo que lo es... Wikipedia lo decía xD

      Son tiernos los niños, cuando están tranquilitos y obedecen :3
      Los niños también dan grandes lecciones de vida si uno abre la mente y el corazón para aceptar lo que tengan que enseñarnos.

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