lunes, 18 de noviembre de 2013

Fantasmas


- Creo que hay un fantasma en la casa
- No me vengas con eso, no existen los fantasmas - dijo mi madre
- Pues yo lo vi. Un niño de unos 10 años vestido de blanco me saludó en la noche
- Te va a caer algo encima si no paras con eso

Y así fue como terminó la primera y única conversación con mi madre sobre aquel extraño niño que aparecía una que otra madrugada en la escalera de mi casa. Ella nunca me creyó, pero yo si lo pude ver por un tiempo, hasta hace casi un año atrás.
Si, un niño se me aparecía constantemente. Nunca me habló ni hizo algún otro intento de comunicarme, solo se quedaba ahí de pie observándome, como si únicamente buscara demostrar que existe, que está ahí y nada podía hacerse para que se fuera. Eso creía yo. Una noche, finalmente, le deje de hacer caso. Pasaba frente a la escalera y me iba de largo (algo lejitos de él, claro). Con el pasar de las noches, hubo días que ya no aparecía, pasaron semanas, paso el primer mes, y no volvió (hasta ahora… ¡no vengas!).

Lamentablemente, tras desaparecer ese fantasma, llegó otro.  Esta vez, no llegó como clásica aparición que nadie se da cuenta desde cuando estuvo ahí. Este ser llegó a mí como un ser viviente. Respiraba, reía, gritaba como persona. También, odiaba. Mostraba mucho rencor. Se manifestó como un ser positivo, que jamás podría hacer daño a otro ser viviente. Este ser, hizo mucho daño.
Con el tiempo, su forma física se fue. No ha vuelto. Pero, el fantasma de su existencia aun deambula por donde yo vaya. Me persigue, busca seguir hiriendo. No quiere dejarme libre.

Y es que, ¿no todos tenemos un fantasma con nosotros? Un recuerdo, una memoria que nos persigue. Sea bueno o malo, es una parte de nuestras vida que no deja de seguirnos, o quizá no dejamos que se vaya. No es por masoquismo, no siempre queremos mantener el dolor latente.
El fantasma de un bello pasado en el que tuvimos experiencias que no deseamos olvidar jamás, o un ente que no deja de recordarnos los errores cometidos, nuestras fallas, nuestras dudas. Están ahí, quizá por mucho tiempo. Y, tal vez, realmente no deseamos que se vayan. “El humano vive de sus recuerdos”, escuche una vez. Somos seres que necesitamos de un recordatorio de aquel pasado hermoso, o de aquel pasado tormentoso que vivimos y deseamos no volver a repetir.
Pero, por más que intentemos mantener el recuerdo de una hermosa vida pasada, esta siempre quedara atrás. Nuestro tiempo es lineal, lo pasado no volverá. Por otro lado, cuanto más mantengamos aquel recuerdo negativo con nosotros, mayor será el tiempo que prolongaremos la pesadilla de la cual quisimos escapar.

Quizá tome tiempo dejarlos ir, quizá algunos se rehúsen a desaparecer, pero a veces solo basta con ignorar a nuestros fantasmas para que ellos decidan irse por su cuenta. Otras veces, como con los entes sobrenaturales reales, se necesita de un tercero que venga a alejar con todo medio posible a estos fantasmas para que podamos finalmente descansar. 


------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Nota 1: Eran 3 fantasmas... Un niño, una joven en la puerta principal y otra en el patio de mi casa.
Nota 2: El "fantasma que fue antes humano" ya no está rondando.
Nota 3: Sentí algo tocarme el hombro al terminar de escribir esta entrada...

2 comentarios:

  1. si fueran... tres fantasmas queca, tony y gonzalete ♫♪
    sería más paja, pero no, u_u
    no he visto ninguno
    asi que no sé si creer ¿estas seguro?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al menos a las dos mujeres, las vio media casa aquí. Al niño, soy el único que lo vio... raro.

      Eliminar