sábado, 29 de diciembre de 2012

Too soon

"What happens when you meet Mr. Right too soon? You grab him. There's not such thing as too soon..."


"¿Cómo sabes que es real? ¿Cómo sabes que es la persona correcta? No le conoces lo suficiente. Es arriesgado. Es apresurado"

Esas son las frases más utilizadas cuando gritas a los cuatro vientos que encontraste a aquella persona por la que sientes ese algo tan especial. Muchas veces, tiene la razón la persona que lo dice. Apresurarse no es siempre la mejor opción. "No es algo razonable", dirían algunos. Otros asegurarían que todo terminará mal. Pero, ¿es que aquellas son las reglas universales? ¿realmente se puede saber cuál es el momento correcto?


Aún recuerdo los tiempos en los que oía las fascinantes historias de las princesas y sus respectivos príncipes. Blancanieves y el beso que la revivió, la bella durmiente y aquel beso que la despertó, la cenicienta y su zapato (¿taco?) de cristal, entre otras. Historias de aquella desvalida muchacha que conoce a aquel con el que compartirá el resto de su vida en el momento y la forma menos imaginados. Muchos han fantaseado con aquella idea. ¿Quién no pensó, siquiera un segundo, en encontrar a su verdadero amor con tanta facilidad? Pero, los cuentos de hadas son solo fantasías. La persona correcta no llegará tan fácilmente, ¿correcto?


¡¡ERROR!! De la experiencia, puedo decir que el corazón no sabe de tiempo ni momentos. No se puede decir al corazón cuando querer o no a alguien ni pedirle que espere. La razón es simple: las relaciones son tan diferentes como las personas que las conforman y, viendo que no existen dos personas iguales, existen infinidad de combinaciones y relaciones, es imposible saber con precisión cuándo es el momento si te comparas con otros. Aun así, tarde o temprano, de una u otra forma, te das cuenta, una idea, un sentimiento, una razón que dirá que debes arriesgarte, que no importa más que dar un paso al frente y entregar tu corazón a aquel ser que tu corazón dice que lo vale.


Finalmente, puedo decir que romance sin riesgos no existe. Si la vida te dice a cada segundo que no hay un solo momento de seguridad, ¿debería ser diferente en las cuestiones del corazón? Lo dudo.

Una frase para concluir: ¿Qué ocurre cuando conoces al correcto muy pronto? Lo tomas. No existe algo como "muy pronto".


domingo, 23 de diciembre de 2012

Quiero ser padre, creo


“Odio a los niños, son muy molestos”, era la respuesta que repetía una y otra vez desde que cumplí los 17 años. ¿Y qué otra cosa se me hubiera ocurrido decir? Siempre era sincero con mi respuesta. Los niños siempre me parecieron desesperantes, egocéntricos, aburridos, entre otros. ¿Por qué? Sobrinos de familiares lejanos que nos visitaban, bebés que no hacen más que llorar, babear, y otras cosas… eran la referencia más confiable y la confirmación de mi tan repetida respuesta.

Sin embargo, mi mente veintiunañera (en ese momento) cambio de parecer con la llegada del primer sobrino muy cercano de mi familia: el hijo de mi hermana mayor. Ese pequeño ser nacido a los muy pocos días de mi cumpleaños se convirtió en una pequeña vocecita que me repite una y otra vez “los niños no somos tan malos”.

Pasaron algunos meses de visitarlo a casa de mi hermana, de ver a aquel pequeño ser sonreír y balbucear intentos de palabras. Aquella sensación al estar cerca de él se ha convertido en algo muy difícil de describir, y borra poco a poco el rechazo que tenía a los niños.

Ahora, por motivos de fuerza mayor, mi sobrino se tuvo que quedar por unos días en mi hogar. Y es ahí donde empieza mi verdadera reflexión sobre el tema.

Uno de esos días, debido a que ni su madre ni mis padres se encuentran en casa, el resto de la familia se tuvo que encargar del cuidado del pequeño. Durante este tiempo, el papel de cargarlo y hacerlo jugar cayó en mis extremadamente inexpertas manos. Como era de esperarse, no logré distraerlo mucho y requerí de la ayuda de otros miembros para mantener al bebé tranquilo. Intente darle de comer (biberón, obviamente), pero me rechazo en cada intento. ¿Será que no sé cómo darle? Quizá.

Luego de dos horas, se entró en estado de emergencia en mi hogar. ¿Por qué? Mi sobrino no se dormía. ¿Qué pasó? Parece que quiere a su madre para hacerlo. ¿Problema? Sí, su madre no está. ¿Qué hacer? ¡¡Ni la más mínima idea!!
Durante lo que ha parecido una eternidad, el sonido clásico de televisores fue reemplazado por el llanto del bebé. Ni el biberón ni los juguetes lograban calmarlo. El pequeño pedía a gritos a su madre, pero ella no ha vuelto. De brazos en brazos ha pasado, y mecidas y mecidas se le han dado. Finalmente, el pequeño cayó rendido. ¿Habrá sido los movimientos? ¿Se habrá rendido al agotamiento por el llanto? No lo sé.

Toda esta experiencia me ha enseñado tres cosas:
1. No estoy preparado para cuidar a un niño: son difíciles de calmar, hay que vigilar que coman cuando deben, hay que cambiarlos, limpiarlos, jugar con ellos, y pagar estudios algún día. Es mucho trabajo.
2. Quisiera ser padre: Si bien es difícil cuidarlos, la recompensa de verlos dormir tan plácidamente en su cuna es suficiente. Las sonrisas y miradas inocentes que te dan son el extra que te hace quererlos más mientras son tan pequeños.
3. Quiero dejar una persona de bien, que me sorprenda con sus logros, dudas, miedos y alegrías. Tendría una razón más por la cual nunca rendirme y siempre avanzar.


¡¡QUIERO SER PADRE!!!... algún día... creo...


viernes, 21 de diciembre de 2012

Mi efelante rosado


Recuerdos... Recuerdos... Recuerdos...

Revisando mi pequeño "cofre" de recuerdo, encontré una pequeña medalla que recibí al graduarme del colegio, una foto de mi promoción, y un pequeño trozo de papel de color rosado... y volvió uno de los recuerdos más graciosos de mis tiempos en aquel centro estudiantil...

Wow...

Cuantos años han pasado desde aquel día...

Recuerdo que en un curso... uhmmm... algo con "arte" en el nombre.. creo... en fin... teníamos que hacer un dibujo y luego pegar trozos de papel colorido en él...

Dejando a mis compañeros haciendo dibujos de casas... paisajes... y uno que otro hizo un colage (así se escribe?) del colegio...

Yo? Aburrido de los trabajos y queriendo descansar... prefería calcar (vago desde pequeño...) a un elefante que estaba en el libro... y claro... un poco de pastito y un sol para hacerlo interesante...

Pasada casi toda la clase... luego de despertarme de clase (me quedo dormido fácilmente, ok?), me di cuenta que no había terminado de "colorear" a mi elefante... así que corrí de sitio en sitio buscando papel gris para mi efelante (me gusta como suena)...

Triste de no poder terminar mi trabajo... cogí el primer papel que encontré, lo corté en pedazos y lo pegué...

Pasaron los meses... y nadie sabía quién era el dueño de aquel trabajo (algo raro, ya que se suponía que iba a ser evaluado... en fin).

Al final de año... en la presentación de trabajos de arte del colegio... fui sorprendido por mi elefante rosado que, para gusto y disgusto mio, estaba pegado en la parte central de la pared... y con muchas personas viéndolo. Al acercarme silenciosamente, pude notar rostros de espanto y oír palabras desaprobatorias que provenían de los que veían mi trabajo...

En ese momento, no comprendían el por qué del rechazo hacia mi trabajo... pero... hoy pienso que se debía a una desaprobación hacía algo que se veía diferente... lo que me entristece...

Y bien... ese fue un pequeño viaje a mi pasado...
Aquí, una imagen de cómo debió haberse visto mi efelante: